La vida no se preocupa más por mí ni por ti que por una pulga. La vida no te recompensa si eres bueno ni te castiga si eres malo. Simplemente porque la vida, gracias a Dios, no piensa como un ser humano; no juzga. La vida sólo se dedica a ser lo que es: vida, manifestarse en infinitas formas de las cuales tú eres una al igual que yo.
Mi pregunta aquí es, ¿por qué seguimos intentando ser mejores personas y más buenas, cuando ya somos una forma plena de